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La mayoría de las personas puede suponer que al perforar en busca de agua, petróleo, gas natural u otros objetos del subsuelo, estos, se dirigen verticalmente hacia abajo del subsuelo. Sin embargo, este método tradicional de perforación ha sido perfeccionado y reemplazado prácticamente en su totalidad. Actualmente, taladrar un pozo supone un gran reto, ya que debido a la geometría compleja que incluye construcciones, giros y tangentes, son necesarias maniobras complejas a la hora de perforar un pozo. El pozo puede ser orientado geométricamente según convenga. La dirección geométrica, implica ajustar la posición del pozo en función de un plan preestablecido y luego utilizar mediciones complejas y estudios geológicos para mantenerse en el plan de perforación. En cambio, la dirección geológica implica orientar el pozo basándose en las propiedades de la litología que se está perforando para “encontrar” la roca de la arena correcta.

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