El austriaco Joseph Schumpeter en los años 40 formuló una de las hipótesis más citadas en torno a la teoría económica de la innovación, su teoría decía que las empresas solo innovan a partir de la destrucción o cierre de otras. A esto lo llamó la “destrucción creativa”, un concepto ampliamente desarrollado para analizar como las empresas están obligadas a innovar para salir de las crisis económicas y llegar a nuevos mercados o resultados que no lo habrían logrado si estaban en su zona de confort.
En la teoría económica, Schumpeter no vio como una tragedia el cierre de las empresas, sino que vio que esto forma parte del dinamismo del mercado, que tiene como consecuencia la prosperidad para nuevas empresas que aprovecharon oportunidades que las otras no vieron. Conceptos que hasta el día de hoy parecen ser chocantes pero que son parte del día a día del sector empresarial.
Ecuador a lo largo de su historia ha pasado por crisis económicas que han afectado considerablemente su desarrollo económico e impactando en los más pobres. Desde el sector petrolero se ha podido sentir el efecto de estas crisis y como resultado ver como grandes multinacionales han abandonado el Ecuador por falta de rentabilidad. Todos los dramas han generado grandes aprendizajes y han puesto a prueba las estructuras de las empresas del sector.

El caso de Dynadrill nos llena de orgullo, pues ha sabido crear soluciones innovadoras que le ha permitido aprovechar nichos de mercado que fueron desatendidos, o que no habían contado con innovaciones por otras empresas que estaban “cómodamente posicionadas” y que dejaron de innovar. La destrucción creativa se pudo observar en el sector, y permitió que el ADN de innovación que se encuentra en la cultura de Dynadrill genere un entorno favorable para identificar nichos de mercado y soluciones fuera de lo convencional.
Después de varias crisis y muchas lecciones aprendidas, Dynadrill continua en su crecimiento sostenido y en la generación de talentos que ven grandes oportunidades en una empresa nacional.
El horizonte futuro del sector petrolero está para las empresas que se han adaptado y que a la vez desarrollan o generan nuevas tecnologías enfocadas en reducir costes. A día de hoy los nuevos campos de conocimiento como la inteligencia artificial, big data o Internet de las Cosas, serán más comunes en las aplicaciones diarias y nos permitirán tomar mejores decisiones a la hora de prestar servicios, pues la gestión e interpretación de datos serán el factor diferencial a la hora de realizar operaciones que tendrán que ser rápidas y eficaces. Tecnologías como el uso de cámaras para obtener datos visuales del pozo en tiempo real, son una estrategia de adaptación frente a las nuevas demandas del mercado.

En un momento clave para el planeta que está reduciendo el consumo de los combustibles fósiles, el entorno competitivo será cada vez mayor y solo sobrevivirán las empresas que se adapten a las circunstancias. El corto plazo estará marcado por el utilización de la tecnología a favor de Dynadrill, pero el mediano y largo plazo estará en nuevos nichos de mercado. Así se adaptaron empresas como Nokia que iniciaron su existencia vendiendo papel de celulosa y que ahora se encuentran en el sector de las telecomunicaciones 100 años después.


El futuro de Dynadrill estará condicionado a superar grandes retos que muy pocas empresas del sector podrán hacerlo, pero esta destrucción creativa será el obstáculo necesario para seguir creciendo a nivel nacional e internacional.

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